Tipologías
del consumo patológico
Consumopatía
abusiva. La
compra o adquisición de los productos es un síntoma secundario a otro trastorno
psicológico como la depresión, el ansia, la esquizofrenia o incluso la
demencia. En las personas bipolares usualmente las crisis de adquisición se
evidencian en el periodo maniaco caracterizado por la agitación.
En
la mayoría de estos casos la adquisición intenta llenar un vacío interior o
defenderse de la tristeza y la falta de sentido. Se convierte en una forma de
contactar con el mundo y vencer la soledad. En los casos de crisis de
adquisición en personas esquizofrénicas, generalmente estas se sustentan en
alguna idea delirante por lo cual los objetos que se compran serían un medio de
autodefensa.
Consumopatía
morbosa o de dependencia: A
diferencia de la anterior, esta tipología es la primera forma de consumo
patológico y se manifiesta como una propensión exagerada al consumo que se
alimenta de un impulso incontrolable.
Vale
aclarar que el comportamiento compensatorio representa una suerte de acción
emprendida para afrontar las frustraciones o los pensamientos y emociones no
deseadas provocando cierto placer. Al contrario, el comportamiento compulsivo
intenta llenar un vacío o protegerse del miedo o la inseguridad a través de una
acción que se convierte en una especie de rito expiatorio.
El
Proceso De La Adquisición Patológica:
Evidentemente,
el comportamiento de adquisición patológica difiere de la compra cotidiana que
realizamos. Cuando vamos a adquirir un producto, estamos guiados por alguna
necesidad, determinados por las preferencias y por las normas (subjetivas u
objetivas) que modulan nuestro poder adquisitivo.
Cuando
una persona presenta la consumopatia estos factores se manifiestan de una forma
diversa: las necesidades de compra se relacionan más con la construcción de la
identidad, el poder, el éxito o la aceptación de los otros que con una
verdadera urgencia del producto por sus funcionalidades. Cada producto será
deseado en relación con el modelo social que se ha construido a su alrededor
(lo que significa culturalmente) y en relación con lo que representa y la
importancia subjetiva que cada persona le brinda para la construcción de su
"yo". En palabras sencillas: la persona no compra porque necesita el
producto en sí sino porque necesita lo que representa ese producto. Luego, en
esta adquisición patológica, los factores moduladores usuales como la solvencia
económica o la verdadera inutilidad del producto, no se erigen como
determinantes. La persona tiene un escaso control sobre su decisión de compra y
en el momento de la adquisición no atenderá a razones lógicas u objetivas que
le nieguen la satisfacción de su impulso.
Usualmente
estas personas toman su decisión de compra mucho antes de llegar a la tienda,
sustentándose en los mensajes publicitarios, los modelos televisivos
idealizados o a partir de las adquisiciones de las personas que le rodean en su
cotidianidad. En la compra la persona simboliza una posible solución de sus
conflictos, es un intento de compensar sus inseguridades y superar sus
problemas de autoestima pero contradictoriamente, "el remedio es peor que
la enfermedad" por lo cual la persona termina encerrada en un círculo
vicioso de fallos en el autocontrol que terminan por devastar su autoestima. Motivo
de reflexión especial es el hecho de que una vez que la persona está convencida
de su incapacidad para controlarse, esta convicción alimenta y hace más
frecuentes las crisis de adquisición patológica ante las cuales no antepone
ninguna barrera.
En
muchas ocasiones las dificultades de adquisición desmedida comienzan a
manifestarse en la adolescencia más temprana; presentando como base una
educación altamente permisiva o hiperprotectiva. En otros casos, estas personas
convivieron con padres que solían manifestar su afecto a través de regalos
materiales por lo cual, en su adultez intentan llenar un vacío existencial con
objetos materiales.
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